Ciudad Bolívar: el surrealismo hecho urbe

Amanece el sol, en Ciudad Bolívar parece que es un poco más cálido. 

Francisco Hernández Almarza

La que fuera la ciudad sede del Libertador, cuna del periódico más recordado de la nación, está llena de magia desde su llegada al distribuidor de Marhuanta. 

Quizá un día sea muy poco -o mucho- para estar en la antigua Angostura. 

Utilizando como punto de inicio el Aeropuerto Tomas de Heres, llamado así en honor al prócer de independencia nacido allí, se toma la Av. Andrés Bello para cruzar en la Av. Germania y llegar hasta el Museo Jesús Soto. Entrar en el Museo es sentir que se está en la cúpula parisina de la Cultura, y es que Jesús Rafael Soto fue un artista surrealista que es reconocido en exquisitas esferas internacionales. Otras 700 obras de artistas nacionales también se encuentran en el recinto. 

Esfera Japón en el Museo Soto.
Imagen: Archivo

Siguiendo la Av. Germania, se llega hasta la Av. 5 de Julio donde se encuentra el Jardín Botánico del Orinoco, el cual se ubica sobre unas extensas 70 hectáreas convirtiéndolo en el principal centro de conservación de biodiversidad del estado. En el Jardín Botánico conviven más de 700 mil plantas. 

Diagonal se encuentra la Casa San Isidro, donde vivió Simón Bolívar. Entrar es embarcarse en el avión de la imaginación, y es que fantasear sobre lo que diría o pensaría el Libertador no es muy complicado ya que en esa casa él redactó su mensaje al Congreso de Angostura. 

Por la Casa San Isidro circula un riachuelo que abastecía a la hacienda en épocas mantuanas.
Imagen: Archivo

En la misma Av. 5 de Julio se encuentra el Fortín El Zamuro, el cual fue determinante en la victoria de Ciudad Bolívar ya que divisaba gran parte del área en guerra y defendía a la ciudad. La vegetación a su alrededor es tan peculiar como la misma ciudad que una vez protegió, cactus y frondosos árboles habitan sobre y entre las piedras del lugar. 

La Casa de las Tejas ofrece una vista única.
Imagen: Archivo

Siguiendo las direcciones se llega fácilmente hasta el Casco Histórico de Ciudad Bolívar. El sentimiento republicano se siente desde que se pisa la calle Piar, y es que cada vía tiene un nombre que recuerda la fundación de Venezuela como Estado. 

Recorriendo los pasadizos, se puede descubrir desde el lugar donde fusilaron a Piar y conocer la casa donde se dio el Congreso de Angostura. 

Desde el Casco Histórico, la vista hacia el Orinoco es única y te invita a bajar hacia el Paseo Orinoco donde conviven diversos comercios que comparten la misma panorámica: el río Padre. 

Caminar por el bordillo del gran mirador es divisar la belleza natural que sorprende más cada segundo. Ver la blanca arena en Puerto Blohm hará recordar que el misticismo forma parte de la ciudad que alojó a Bolívar.

Es posible que se sienta que el encanto acabe al ver el radiante sol ocultándose a través del Puente Angostura, pero no es así. La magia continúa de noche, cada misterio que oculta la ciudad hará entretenida la estancia.

El Puente Angostura fue fundado por el presidente Raúl Leoni en 1967
Imagen: Archivo

Ciudad Bolívar es el surrealismo hecho urbe.

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